viernes, 4 de enero de 2008

Interview (2007, Steve Buscemi)

Publicada en Cine para leer. Enero-Junio 2008, Ed. Mensajero, Bilbao.



Esta peliculita, de producción más que modesta, es el remake de la que dirigiera el holandés Teo Van Gogh en 2003. Un año más tarde estrenaba Submission, Part I, un cortometraje en el que denunciaba el trato que se daba a la mujer en los países del Islam. En él, los cuerpos de mujeres maltratadas aparecían tatuados con versos del Corán. Su muerte ese mismo año a manos de un fundamentalista islámico, dejaba en el cajón de su escritorio el proyecto de volver a rodar, con producción e intérpretes americanos, tres de sus más queridos largometrajes.

El proyecto fue rescatado por su habitual productor, el también holandés Gijs van de Westerlaken, quien, con la colaboración del productor americano Bruce Weiss, estrenó en el Festival de Sundance de 2007 el primero de los remakes, dirigido por Steve Buscemi: Interview.

Rodada en apenas nueve días, Interview narra el one night meeting de un periodista de guerra y una joven actriz convertida en estrella. Dos polos opuestos encerrados en el ring de un loft neoyorquino, del que no saldrán hasta rebozar con las visceras de su oponente la suave alfombra persa sobre la que dirimirán sus cuitas.

La excelente premisa argumental ha sido desarrollada por sus productores y director con el objetivo claro de centrarse en el duelo interpretativo entre Buscemi y Miller. El concentrado plan de producción –nueve días de rodaje, con tres cámaras grabando a la vez- permitía tirar largas tomas en las que los actores podían volar con má libertad incluso que en las tablas de un escenario. El resultado está a la vista: Sienna Miller borda su papel de niña pija al estilo Britney Spears.

En el desarrollo de la entrevista y la metaentrevista, surgen entre el veterano y curtido periodista y la joven y fresa actriz, sentimientos de atracción como contrapeso del desprecio congénito que se profesan. No en vano, el personaje de Pierre Peters ha perdido a su única hija, y el de Katya manifiesta un profundo sentimiento de abandono y soledad. Los sentimientos eróticos, y afectivos por el establecimiento de un vínculo paterno-filial, van creciendo como una enredadera por el entramado original de animadversión.

Y es su decurso, en su ritmo interno, donde Interview se convierte en una peliculita, y no solo por el tamaño de su producción. Que la arrogante estrella admita en su loft a un periodista que la desprecia es inverosímil. Que Buscemi pueda llegar a resultar atractivo a una nínfula es algo en sí extravagante. Que todo lo construido en setenta minutos contraviniendo inverosimilitudes no sea más que la patraña de dos almas en pena es inaceptable. Dramática y moralmente.
La huella (1972, Joseph L. Mankiewicz) parte de la misma premisa dramática: dos personajes antagónicos en duelo a muerte. A su lado, Interview es una burla.

A diferencia de aquella, los personajes de Interview no tienen nada que perder (o lo que se juegan es poco dramático, el orgullo no funciona tan bien como una esposa y su fortuna); su desenlace está a la misma altura que la apuesta, es decir, las consecuencias del juego son nimias (el giro final de Interview no le sirve a Schaffer ni para su primera vuelta de tuerca); y por último, las motivaciones de los personajes (lo que los sostiene por debajo) se apoyan excesivamente en el diálogo (sale demasiado a la superficie), restando por evidente la tensión dramática, y reduciendo el subtexto a la mínima expresión.

Interview nace con un noble propósito y las ideas bien claras, del encuentro de dos personajes voy para allá, después hago una parada, continúo, y sigo hasta el clímax. Sin embargo, una película no es solo un guión y dos actores, y un guión tampoco es solo su estructura.

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