viernes, 9 de febrero de 2007

Días de cine (2006, David Serrano)

Publicada en Cine para leer. Enero-Junio 2007. Ed. Mensajero, Bilbao.


David Serrano, guionista y director de esta película, irrumpió en el panorama cinematográfico español escribiendo el guión de El otro lado de la cama (2002, Emilio Martínez Lázaro), uno de los grandes éxitos del cine español de los últimos años. Con la dirección de la estimable Días de fútbol (2003), demostró que estaba en fase con el espectador español, pues fue otro rotundo éxito de taquilla. Días de cine (2007) es su segundo largometraje como director y su primer desencuentro con el público.


La película narra la historia del director de cine Federico Solá, quien, en los primeros años de la democracia y aún con los últimos estertores de la censura, se dispone a rodar un drama de denuncia social, en compañía del insigne productor José María Culebras, un reducto del cine franquista de tonadillera y musical. Culebras verá la posibilidad de relanzar a la estrella de la canción Silvia Conde, y director, productor y actriz, enlazarán sus destinos en un estrambótico barco llamado “Encerrados en la mina”.

Se trata de una película coral, en la que desfilan múltiples personajes, todos ellos mezquinos, esperpénticos y cobardes, que sólo pretenden de la película hallar su beneficio propio. La comicidad de los mismos está fundamentalmente basada en la caricatura, en la que se subraya un rasgo característico del personaje. Desafortunadamente, los dibujos que director y actores han hecho de los personajes no revelan la humanidad que podrían tener, y más que admirables personajes sumidos en su particular tragedia, son una panda de grotescas pantomimas.

Ed Wood (1994, Tim Burton) es un film de referencia interesante, pues presenta bastantes similitudes con Días de cine. Sus personajes son unos perdedores; los protagonistas son dos directores que ruedan una película con la misma vana esperanza de convertirse en un nuevo Orson Welles; y las dos son comedias. En las diferencias podemos encontrar algunas de las claves que explican el mal funcionamiento de Días de cine.

Ed Wood es un iluso que vive feliz en la ignorancia de su propia tragedia y que se reafirma cuando el público abuchea sus películas; Federico Solá, en cambio, es consciente de que está haciendo un bodrio desde el primer momento, y en cada decisión que toma, no es la ignorancia sino la cobardía, la que le conduce a la perdición. En la ignorancia del personaje se halla la esencia de la comedia, y en su valor, la clave de la identificación del espectador. El personaje de Federico Solá no cumple ni la una ni la otra. Por esta razón, cuando le alcanza la tragedia en forma de infarto, apenas tiene relevancia emocional.


Algo similar ocurre con Silvia Conde, una Norma Desmond que, como el Bela Lugosi de Ed Wood, intenta revitalizar su carrera aceptando participar en la película. Los paralelismos son notables: ambos son estrellas de otra época que se están extinguiendo; así como el Bela Lugosi de Ed Wood era un enfermo heroinómano, Silvia Conde se da a la bebida; y la escena del desnudo de Silvia Conde está concebida para crear el mismo patetismo que la de Martin Landau entre los brazos del pulpo. Pero los efectos no son los mismos, pues falta en el personaje de Silvia Conde el rasgo caricaturesco que acentúe la trascendencia de sus decisiones, y a través de ellas, su humanidad. Este rasgo, tan sutil y tan vital, tiene que encontrarse en guión, casting e interpretación. Estando como están, apuntados en el guión, es probable que los dos últimos aspectos hayan fallado. Esa dimensión trágica que ahonda en la humanidad del personaje se perfila mejor en el personaje del productor José María Culebras quien, desahuciado, vive en la propia productora.


Días de cine
es una comedia imbuida por el espíritu del grupo teatral Animalario; está co-escrita por Alberto San Juan, y en el elenco participan Andrés Lima, Javier Gutiérrez, Roberto Álamo, Nathalie Poza y el propio Alberto San Juan, todos ellos, en algún momento, miembros del grupo. Con vocación de vodevil, Días de cine aprovecha la historia que narra para introducir una serie de breves números cómicos y musicales como conclusión del segundo acto. Este aspecto, que denota cierta debilidad en la narración, sirve como contrapunto para potenciar el principal valor de la película, que es la composición de los secundarios por parte de los “animalarios”, tan “freakies” como los de Ed Wood. Este aspecto positivo no sirve sin embargo para salvar la película.


Lo que podría haber sido una buena película queda reducido a una mala comedia que, incapaz de tomar la distancia que ofrece la perspectiva histórica, recuerda precisamente al cine cutre y casposo que se hacía en la época.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de ver "Días de Cine", de David Serrano, en DVD, dos años después de su estreno.

Lamento la pésima acogida que tuvo en su momento, pues creo que la película es un ejercicio interesante y con más valores de los que se le atribuyen.

No voy a aburriros con una larga divagación. Sólo tres apuntes:

a) yo también pensé en "Ed Wood", pero pasado por el tamiz de Berlanga;

b) no perdí el interés en ningún momento, y al día siguiente aún permanecía en mi memoria (algo que casi nunca me sucede);

c) la dirección me pareció sensible, inteligente, humana y matizada, aunque es cierto que el elenco resulta irregular y la actuación de San Juan, muy débil.

¿No habéis pensado que en "Días de cine" se está denunciado algo que iba a ocurrir después: el éxito de bodrios como "Torrente"?

Las palabras de desprecio que he leído en torno a esta película en otros lugares me parecen deplorables.

alber dijo...

Bien Jose Luis, por fin alguien que piensa como yo. La pelicula es Berlanguista a tope y llena de momentos sublimes que ya detallaré en otro sitio. Los personajes son esperpentos pero ese es el tono de la peli. Y ese final homenajeando a 'Vente a Alemania Pepe'. Marchemos todos juntos, y yo el primero, a filmaffinity a enmendarles la plana.