viernes, 2 de febrero de 2007

Darshan (2005, Jan Kounen)

Publicada en Cine para leer. Enero-Junio 2007. Ed. Mensajero, Bilbao.


Karma Films
y Verdi, distribuidor y exhibidor del film respectivamente, son los responsables de que haya llegado a las pantallas españolas este atípico documental sobre una de las grandes figuras del hinduismo, Mata Amritanandamayi Devi, más conocida como Amma.


Karma Films es también la distribuidora de dos de las más agradables sorpresas del año 2006, Las consecuencias del amor y El gran silencio. Siguiendo la estela espiritual dejada por esta última, Darshan – el abrazo es un viaje a través de la India, del amor y de la experiencia religiosa de Amma y los millones de prosélitos que buscan consuelo. Su director, el holandés Jan Kounen, salta a las antípodas del que había sido hasta ahora su territorio estético con obras como Dobermann (1997) y Blueberry (2004), para realizar una obra contemplativa que pretende imbuirse del espíritu de la gurú india. Y ésta es la razón de que este documental sea atípico.

Darshan no es un documental que realice una aproximación racional al fenómeno de Amma. No retrata al personaje desde un punto de vista psicológico ni biográfico; tampoco analiza sociológicamente el fervor que provoca la presencia de este ser, ni la vigencia del hinduismo en la India actual. No se trata de una obra discursiva sino poética, y hay que acercarse a ella desde esta óptica.

En la película se cuenta cómo Amma es capaz de estar durante más de veinte horas recibiendo con un abrazo (un “darshan”) a los fieles que se aproximan a ella. La imagen del pecho y el antebrazo de su túnica renegridos por el contacto de los miles de rostros es una de las más simbólicas de la devoción y la entrega absoluta de Amma por sus fieles. La película es una extensión de ese abrazo, y cada plano, y la unión de cada plano con el siguiente, evocan la presencia física (a través de la representación) y espiritual (a través de la creación artística) de la ‘mahatma’.

El planteamiento ético de Kounen ante la realidad que retrata tiene las siguientes consecuencias estéticas: apenas hay testimonios, ni de los prosélitos –sólo los de dos mujeres occidentales-, ni de la propia Amma –una breve intervención ante cámara-; el narrador que cuenta algunos pasajes de la vida de Amma no es el clásico narrador omnisciente que guía el documental, ya que su presencia es casi marginal; la puesta en escena está marcada por los movimientos de la 'steadycam', la imagen ralentizada y los encuadres equilibrados; la música, por otra parte excelente, subraya permanentemente el estado espiritual de la obra y de los seres que retrata; y el montaje se añade a la música para mantener un ritmo, una pulsión, que es la del corazón de la ‘mahatma’.

Para mí, como espectador occidental, el encuentro con este film o con El gran silencio, es un reencuentro con una espiritualidad abandonada. Películas con esta vocación nacen debido a la falta de una respuesta satisfactoria a las necesidades espirituales del hombre. El rechazo que gran parte de la sociedad europea siente hacia las instituciones religiosas conlleva un abandono del espíritu y el arrogante imperio de la razón y el materialismo. El impacto que tuvo El gran silencio, junto a las expectativas puestas por distribuidores y exhibidores con el estreno de Darshan, ponen de manifiesto una vez más el vacío espiritual del hombre occidental y la necesidad de recomponer sus cimientos.

Jan Kounen y el productor Manuel de la Roche son los principales responsables de la producción de esta película, pero en esta ocasión y aunque sólo sea por una vez, es necesario subrayar la responsabilidad de distribuidor y exhibidor en que estas dos películas hayan llegado al espectador español.

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