viernes, 19 de enero de 2007

De profundis (2006, Miguelanxo Prado)

Publicada en Cine para leer. Enero-Junio 2007. Ed. Mensajero, Bilbao.


De profundis
es una excepción en el cine español y en el cine de animación. Miguelanxo Prado, autor de los cómics Trazo de tiza (1992) o Quotidianía delirante (1986-) para El Jueves, ha creado junto al músico Nani García un “poema visual” de apenas 75 minutos que no tiene nada que ver con ninguna otra película de animación.


Conscientes de que la animación española no puede competir con el verismo del 3D, ni con los ambiciosos modelos de producción del japonés Miyazaki, los productores y autores de esta película han optado por plantear su creación sin utilizar referentes, ni narrativos, ni de producción.

Así, a la extraordinaria partitura que se funde con las imágenes desde el principio hasta el final de De profundis, no se añade ni un solo diálogo. Su muda condición va ligada a un entramado narrativo tan leve que apenas sostiene a las imágenes. Por ello, es importante escuchar la advertencia de su autor al respecto: “Quien no sea capaz de estar quince minutos delante del mar es mejor que no vaya a ver esta película.” No se trata de una película de animación al uso en las que lo importante es contar una historia y el verismo de movimientos y figuras. Aquí, la historia no es más que una excusa para componer los dibujos de Prado con la música de Nani García: lo importante en De profundis son la música y las texturas.

Esta vocación poética y de autor conlleva unas condiciones de producción únicas. Miguelanxo Prado no quería que la discontinuidad obligada de los 24 frames por segundo rompiera la unidad de color y textura. Tampoco quería que un equipo de dibujantes se amoldara a su estilo, mimetizando hasta la perfección los trazos originales del autor. Por ello, Prado ha empleado técnicas digitales que le han permitido utilizar un mismo cuadro al óleo en varios fotogramas, y crear el movimiento de los personajes no sólo por la sucesión de imágenes distintas, sino por el movimiento de los elementos en el interior del cuadro. A diferencia de la mayoría de los filmes de animación, Miguelanxo Prado es el único autor de los casi cuarenta mil dibujos de la obra, y obviamente no emplea nada que se parezca a las técnicas 3D.

Sin embargo, además de la excepcionalidad de la obra, hay que reparar en que no hay material dramático ni poético suficiente para un largometraje. No sólo es que la historia que cuente sea pequeña. También es la parquedad simbólica, la reiteración significativa de los planos y la excesiva dilatación de las secuencias. De profundis es una obra para un ratito que, quizá, sea ese cuarto de hora del que hablaba su autor.

No hay comentarios: